La naturaleza del conocimiento filosófico
La filosofía deja de ser vida filosófica, deja de ser sapiencial, cuando se concibe eminentemente como una tarea intelectual o cerebral.
Aunque suela pasar desapercibido, esta última concepción de la filosofía es connivente con nuestra pereza y superficialidad.
Buscamos comprensiones sin estar dispuestos a pasar por el proceso transformador que las alumbra.
Ponemos etiquetas que confundimos con el verdadero conocimiento de las cosas. Las palabras, sin más,
sustituyen a la experiencia. De este modo, mantenemos a raya la verdad interna y sentida de lo que estamos nombrando.
sustituyen a la experiencia. De este modo, mantenemos a raya la verdad interna y sentida de lo que estamos nombrando.
Esta deformación, por la que creemos conocer sin conocer realmente y por la que no permitimos que la realidad nos toque y nos transforme, es característica de nuestra época y de cierta deriva de la actividad
filosófica.
Manejar ideas, palabras y argumentos no equivale a encarnar comprensiones vivas.
Monica Cavallé- El arte de ser.
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