lunes, 29 de septiembre de 2008

De paseo por la muralla

El papá de un amigo muy querido, de vez en cuando se aparece y me da algunos mensajitos para su hijito Esta vez, me ha invitado a un paseo por una muralla a orillas del mar.

Es una zona alta, de grandes rocas, altas, filosas, un acantilado, aunque la vista es muy hermosa porque se ve el mar con plenitud. El olor, a fuerza, a naturaleza activa, viva y palpitante. Hay un hermoso valle, más bajo que el nivel del mar, una gran playa, de arenas cristalinas, y una enorme muralla que circunda la zona. Caminamos lentamente por el filo de la muralla, que aunque de lejos se ve delgada, al ir caminando, noto que es muy gruesa de base, me dice el padre, - sus cimientos son fuertes, se hicieron con sudor, lágrimas, esfuerzo y mucho trabajo. Quien la hirgió, removió todos los escombros de murallas anteriores que fallaron ante los embates de las fuertes olas. Arrasaron con todo lo que se levantaba aquí, porque faltaba que se hicieran bases profundas.

Una labor titánica en verdad, excavar en la arena, resistir las constantes inundaciones del mar en las zanjas, esperar pacientemente el momento de colocar cada cimiento, cada piedra, labrarla a pulso y llevarla a cuestas hasta encajarla en el sitio correcto. Muchas veces debió remover parte del trabajo, y renegaba, se sentaba, tiraba la toalla, pero volvía al momento, y volvía a emprender la tarea, hasta lograrlo. En la medida que la ha ido haciendo, ha encontrado muchas manos ayudándole, pero a la vez, el mar ha atacado reiteradamente tratando de invadir la playa. Cada vez con olas mayores, grandes, rugientes, espumosas, pero, mi hijo al observarlas con calma, aprendió que estas olas gastan tanta energía en los rugidos, que al llegar a la piedra, se disuelven en gotitas que no pueden hacer nada, y así siguió con la construcción de su muralla. En silencio, ante el rugido iracundo de las olas... que no oyen, no ven ni entienden lo que hacen, porque lo hacen sin sentido alguno... solo estrellarse... agonizar y morir en cada intento en vano por tumbar la muralla, no se da cuenta que cada vez que arremete contra las piedras, las afianza más en su sitio, haciendolas cada vez mas imbatibles, mas fuertes, mas arraigadas a su propósito.

La muralla ya lleva un gran trecho, si ves, ya en el valle hay unos hermosos sembradios, jardines florecidos, frutales llenos de frutas jugosas, mucha prosperidad, mucha paz y armonía, y aunque la gente que habita ahora aquí, escucha el rumor de las olas, a veces perciben el aroma del agua revuelta, o una que otra salpicadura de agua turbulenta, no se afectan mucho. Los que por curiosidad han dejado el valle para ver las olas, y han pasado la muralla, a la zona del acantilado, han caido en él, y algunos han logrado salir e irse a otras playas a reponerse de las heridas sufridas, otros, lamentablemente, perecen en medio del fuerte oleaje. Detenerse a escuchar los rumores, solo hace perder la concentración, si sigues adelante, sin ponerles atención, serán tan quedos, que ni sentiras cuando llegan las olas, ni sentiras su fuerza ni te salpicarán, solo será... algo que ocurre fuera de tu realidad.

Así que... de qué lado de la muralla deseas estar tu?

Le he mirado sonreir con su forma un poco hosca, pero afable, y con un gran abrazo le he dicho... me quedaré en mi propia playa, mi propio valle a construir mi propia muralla, pero iré caminando por esta senda, tranquila y segura, en donde puedo aprender lo que me haga falta

Se despidió con un fuerte abrazo, y será hasta la próxima... Solo Dios y él saben cuando será

Gracias Mr.C

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