miércoles, 31 de diciembre de 2008

ANTE UNA NUEVA ETAPA‏ - FELIZ 2009


Ante toda etapa que concluye, ante toda tarea cumplida, se impone un grato sentimiento de bienestar y, por qué no, de gratitud: la vida fluye y nos ha ayudado brindándonos circunstancias propicias.

Sin embargo, si sabemos elevar nuestra mirada para ver qué se esconde detrás de cada hecho, también tendremos la capacidad de aceptar la piedra que entorpece el camino o el imprevisto que demora la concreción de un proyecto anhelado. Hasta en los momentos más difíciles de la vida, formamos parte de un suceso maravilloso que merece ser agradecido: estamos vivos.

Por supuesto, no se trata de valorarlo en virtud de las posesiones materiales ni de la mayor o menor suerte que - pensamos - nos acompaña. Se trata de descubrir que todo ser, tan sólo por existir, revela un secreto, recrea la mayor magia de la que podemos ser partícipes: la vida misma.

Cómo nos sorprendemos cuando nos despertamos por la mañana y abrimos nuestros ojos. Cómo olvidar que hoy es un día irrepetible y único, y que nosotros tenemos el privilegio de vivirlo en plenitud...

Así, cada objeto, cada persona, cada palabra, cobrarán un nuevo significado, el que nunca deberían haber dejado de albergar, y llenarán de sentido nuestro espacio vital.

Todo ser humano llega a este mundo para cumplir una misión impostergable: aprender a quererse, conocerse en profundidad, apreciar lo que tiene, aceptar a quienes lo rodean y, entonces, transitar el camino que se abre frente a él. No importa si, en algunos tramos, el terreno es escarpado: sólo son pruebas a las que el destino lo somete a fin de fortalecer su espíritu. Sepamos apreciar toda bondad y toda belleza que nos rodee, por pequeña que sea.

Pero, también, sepamos reconocer qué nos está tratando de señalar la vida cuando nos presenta obstáculos, una y otra vez. Y, sobre todo, tratemos de no perder nunca de vista que de nosotros depende, en gran medida, aquello que nos sucede.

Si comprendemos el sentido último e invalorable de nuestra existencia, habremos encontrado la mejor forma de empezar a vivirla plenamente: agradecer la vida.

Georgina Carosella

viernes, 19 de diciembre de 2008

Llega la Navidad



Llega la Navidad, como cada año y pronto está a nacer el niño Christo. Cada año una nueva lluvia de Amor desciende sobre todos y en las entrañas de nuestro ser más intimo, se renueva la promesa de Ser : Tu y yo somos Uno.

Es epoca de festejar, de renacimiento, de renovación, de re-encuentro con los autenticos valores, con lo que realmente importa ... ¿quereis saber lo que realmente importa?, preguntadselo a vuestros niños, a cualquier niño.

Mirad a los que os rodean , miraos en un espejo ... ¿a quién veis? ... hay un gran secreto en el fondo de cada mirada, en el fondo de vuestra propia mirada. Si teneis niños , imitad su mirada, dejad de pensar, solo mirad como niños, solo admirad ... si, admirad como quien ve un cuadro en una pinacoteca con placer, no importan las formas , solo importan las emociones que surgen ... admirar es ver con el corazón y asi miran los niños.

El niño Dios va a nacer. Un año más vamos a recibir su amor. Gracias a todos.

Desde el corazón, solo puedo decirte : Te veo, eres parte de mi mundo y por ello te amo.

Feliz Navidad a todos :-)


jueves, 11 de diciembre de 2008

Los zapatos en la ventana



Para poder realizar la labor de entregar juguetes a los más pequeños, los Reyes Magos cuentan con la ayuda de unos pequeños duendes que van informando a sus jefes del comportamiento de los niños. La costumbre exige que los pequeños depositen sus zapatos limpios en el balcón la noche del 5 de enero y, junto a ellos, agua, alguna pieza de fruta y un poco de yerba para aliviar el esfuerzo de los Magos y los dromedarios reales.

La leyenda cuenta que dos amiguitos del Niño Jesús, viéndole pobre y descalzo, decidieron cederle sus zapatos, por lo que los lavaron y dejaron en el balcón para secar. A la mañana siguiente, cuál no sería su sorpresa al encontrárselos llenos de regalos que habían dejado los Reyes Magos premiándoles así por su bondad.